Juan Eslava Galán, para que te enteres.

Juan Eslava Galán, para que te enteres.

He leído muchos libros de Juan Eslava Galán, y los que me quedan. Tanto porque aún tengo algunos en casa, en lista de lectura, como porque espero y deseo que escriba muchos más.

Yo diría que incluso lo necesito, y esa necesidad viene de que, con él, me entero de lo que ocurre y lo que ocurrió.

Juan Eslava Galán
Juan Eslava Galán – Caricatura

Fue una lectura apasionante la Historia de España contada para escépticos, y la del mundo, así como las de las dos guerras mundiales.

De igual modo me sorprendió y entusiasmó con Los Años Del Miedo, La Década Que Nos Dejó Sin Aliento, De la Alpargata al 600, y más muchos más.

Porque también le he leído en ficción, bajo el seudónimo de Nicholas Wilcox y sus aventuras templarias.

No voy a hacer aquí una lista de sus obras, para eso están las bibliografías en la Wikipedia o en su propia página web.

Me limito a decir que no he leído todas sus obras, pero sí muchas, y que leeré las que me faltan porque las tengo que ir alternando con otros autores y materias. Aunque lo tengo difícil porque escribe libros con más facilidad que yo los leo.

Una Historia de la Guerra Civil Que No Va A Gustar A Nadie.

Hablando de facilidades, me está costando más de lo que yo esperaba Una Historia de la Guerra Civil Que No Va A Gustar A Nadie.

Y no porque sea un ladrillo, que no lo es, como tampoco lo es ninguna de las suyas. Tiene los ingredientes adecuados que él pone como nadie, con ironía, agilidad, amenidad y rigurosidad.

Lo que ocurre es que el título no está puesto porque sí. Da estopa a diestro y siniestro, o mejor habría que decir diestra y siniestra.

Cuando Woody Allen dijo que la mejor manera de no gustar a nadie era intentar agradar a todo el mundo está claro que no era por Eslava Galán, que no pretende agradar a todo el mundo, aunque, paradójicamente, gusta a la mayoría.

El libro no pretende tratar mejor a unos o a otros, se limita a decir lo que hay y que cada palo aguante su vela.

Y hay muchos palos que dar y muchas velas que aguantar, por un lado y por otro. Por eso, a veces, cuando me habla mal de los “míos” y de las salvajadas o estupideces que hicieron, se me hace una bola en la garganta difícil de tragar, le doy un portazo al libro y lo dejo para otro día.

Cojo La Isla del Tesoro de Stevenson y aligero presión, para volver al día siguiente o dos días después. Pero no puedo dejarlo, claro, porque me entero de lo que pasó.

Esa es, para mí, su mayor virtud aunque tenga muchas otras.

La historia en general

En tiempos en que la historia y las noticias se escriben (o se omiten) a medida de quien la encargue y la pague, dependiendo de la comunidad autónoma a la que afecte, según sea la ideología del historiador de turno  o a conveniencia del grupo que financia al medio de comunicación de turno… poder leer a alguien que cuente las cosas como son o como fueron es un placer casi cercano al orgasmo.

El tener a un escritor-historiador que no se casa con nadie y escribe sin tener que rendir cuentas es un lujo asiático.

Me he quedado a cuadros, en ocasiones, al leerle y enterarme de cómo se desarrollaron acontecimientos que yo, por mi edad, había vivido, pero no me había enterado de nada o me había enterado mal.

Siempre he querido saber, estar informado, y he procurado leer, escuchar, mirar, pero… son tantas las cosas que nos esconden.

Tantas las que nos cuentan al revés de cómo son en realidad, tantas las mentiras envueltas en papel celofán que al final, por lo general, resultan dos tipos de ciudadanos: el desinformado o bienpensante que se cree lo que quieren que crea y el que intenta saber, como es mi caso, al que le llega el tufo de que las cosas no son como te las cuentan. Pero tampoco tienes elementos de juicio suficientes para llegar a conclusiones claras y terminas con que no crees en nada ni en nadie (que es casi lo mismo que el otro caso) y vives en una teoría de la conspiración inmensa, que muchas veces seguramente será ridícula, pero no eres capaz de discernir.

Por eso, en una época tan convulsa como la que vivimos actualmente, con tanta información, contrainformación y desinformación, estoy deseando que pase un tiempo razonable para que Juan Eslava Galán escriba un libro de lo que ocurría en estos días, A VER SI ME ENTERO.

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