¡El Chef vive!

¡El Chef vive!

Se acaba el verano. Vuelta al cole, vuelta de los anuncios de coleccionables, vuelta de tertulias insoportables en las teles, y vuelta de los chefs: másteres chefs, tops chefs, chefs sobre ruedas, chefs en barco, chefs por el mundo, chefs infantiles… si Ernesto Guevara aquel asesino insigne, resucitara, se dedicaría a la cocina y harían un programa revolucionario: ¡El Chef vive!

No tengo nada contra algunos de esos programas, salvo quizás el exceso e inundación que hay de ellos. Incluso he visto y veo alguno de ellos, en ocasiones porque me interesa aprender qué es la masa filo y otras veces porque, si no hay ninguna película que me guste y tras zapear por todas las TDTs intentando esquivar la basura, es lo menos malo que he encontrado.

Gracias a esos momentos en que descanso los ojos esforzados en los libros y los relajo en la caja tonta (¿se dice todavía así, ahora que son pantallas planas y no parecen cajas?) he aprendido a hacer milhojas y arroz con chorizo.